lunes, 9 de agosto de 2010

12 SEGUNDOS


Con una sonrisa plasmada en su rostro y dando disculpa por el tiempo que tardo en empezar la conferencia, Luisa Kahlil se presento, su accidente era obvio a la simple vista, sin saber nos encontrábamos sentados observando el simple titulo de 12 segundos, 12 segundos que para luisa fueron una eternidad, 12 segundos que cambiaron toda su vida, 12 segundos que cambiarían nuestra mirada hacia un mundo desperdiciado.

La conferencia iniciaba, Luisa comenzaba a hablar sin mostrarse nerviosa o temerosa ante un público, empezó por un relato, un relato nada fácil, el relato se su propia vida.

Luisa kahlil tan solo de ocho años, la mayor de las hija, el fruto de un matrimonio amoroso, una familia que parecía normal , como toda niña tenía ilusiones, tenia sueños, sueños que se nublaron en una común mañana del sábado15 de agosto del año 2000, en su natal ciudad de chihuahua, chihuahua; Luisa bajó con su hermana tan solo dos años menor que ella, preparaban el desayuno, ya que su madre aun no estaba en pie, posiblemente fue la edad ,o fue la ingenuidad que caracteriza a los niños la que no permitió que luisa y su hermana percibieran un fuerte olor a gas, los escalones se escuchaban, su madre bajaba, la vieron alterarse algo no andaba bien su mama logro percibir el desagradable y fulminante olor a gas, exaltada pudo avisarle a un vecino, quien amablemente accedió a ayudarlas, la puerta de servicio no se abría , adentro se encontraba paralizada por el olor del gas la persona de servicio, estaban a punto de salir, Luisa con su noble corazón trato de regresar a avisar de nuevo a la puerta de servicio, cuando no pudo avanzar más; todo iba mal , la combinación de gas con oxigeno y el piloto de la estufa, fueron el detonante, “el fuego destruyo mi vida fueron las palabras de Luisa”, de repente todo parecía cobrar sentido los 12 segundo tenía un motivo, 12 segundos fue lo que duro la explosión que cambio por completo la vida de la familia kahlil, con el dolor físico y el sentimiento de haber perdido lo más preciado para ella, la madre logro salir de la casa, aun no comenzaba lo peor, su padre no lo esperaba, jamás imagino recibir una llamada diciéndole que su casa había explotado, que su familia estaba adentro, que su esposa la que le hablaba no sabía de dónde provenía la fuerza que la mantenía de pie al teléfono dándole esa terrible noticia, inmediatamente llego ayuda, ambulancia y bomberos, su padre ya estaba ahí entre un caos de vecinos , medios de comunicación , el padre de Luisa vio la realidad , las tres mujeres a quien más ama se encontraban en una camilla, sin rostro, sin piel, si nada que se pareciera a lo que esa mañana de sábado había dejado en casa, un golpe duro llego a él, al estar en el hospital el doctor le hizo saber lo que más le puede doler a un hombre de familia, sus integrantes no tenían salvación, era inútil tratar de ayudar a sus hijas una pequeñas de tan solo 8 y 6 años de edad, y a la mujer con la que decidió unir su vida su esposa, no había más que decir, solo esperar, esperar a que la vida de ellas se esfumara, el padre de Luisa jamás perdió la esperanza, que fue lo que lo llevo a trasladarlas a un hospital en Dallas, EUA.; al llegar lo único que se hizo fue prolongar el sufrimiento de toda la familia, ya que los doctores, que el padre de luisa creía salvarían a su familia dijeron lo mismo , que no tenia caso hacer nada por ellas, solo quedaba despedirse y esperar a que la agonía terminara, pero él no perdió la esperanza, una amistad llamo para darle un nuevo respiro había otro hospital, otra nueva esperanza, pero en las condiciones que se encontraba su familia era imposible trasladarlas, ya que en cualquier momento podrían morir durante este cambio, todo dio un giro cuando una amable doctora autorizo el traslado, por fin Luisa y su hermana podrían ser atendidas en el mejor lugar para este tipo de accidentes, el Hospital Shriners el cual las había aceptado después de una larga espera para aprobar su solicitud, su madre tendría que permanecer en Dallas, ya que solo se recibían a menores de edad.

“Nunca perdía la esperanza” dijo el padre de luisa, a pesar que tenía que viajar de un lugar a otro, para poder ver cómo era la evolución de su familia, algo iba bien Luisa y su hermana parecían ir en progreso, cuando los doctores le dieron la terrible noticia al padre, a Luisa le tendría que cortar 3 dedos de la mano derecha, solo era una niña porque tenía que sufrir tanto, como si no fuera suficiente el dolor de las quemaduras luisa también había perdido tres dedos.

Luisa estaba consciente la mayoría del tiempo, su padre por fin la podía ver después de casi dos meses separado de ella, “no es fácil decirle a tu hija que le cortaron tres dedo” dijo el papa de luisa, pero ella no reacciono mal solo pregunto con gran madurez “papa dime ¿qué debo hacer?, ¿dime qué sigue ahora?”, la madre de Luisa se estaba recuperando, al fin lograría verla de nuevo.

Tenía un nudo en la garganta al llegar a esta parte de la conferencia; luisa tenía enfrente a su madre, sin decir más pregunto ¿y tu quién eres?, no imagino el dolor de su madre, al escuchar a uno de los seres que mas amaba preguntar eso, tan solo respondió, tu mamá , tu tampoco te pareces a mi hija, las dos se encontraban irreconocibles, por fin parecía que la esperanza cobraba vida, Luisa comenzó su rehabilitación, con todo el esfuerzo de sí misma para poder superar este trago amargo, Luisa no hizo preguntas como cualquier otro niño lo hubiera hecho, lo único que le dijo a su madre fue ¿mamá, podre bailar de nuevo?, a lo que su madre respondió sin dudarlo que sí.

El baile era una de las grandes pasiones de Luisa, pero el fuego había destrozado todos su ligamentos, al volver a Chihuahua con su familia, Luisa retomo el baile, sus profesores no podían decir nada, era impactante el valor y la ganas de superar el trago amargo que tan solo unos mese había experimentado, el regreso a la escuela no fue nada fácil, al principio se quería esconder, pero entendió que la vida le había regalado otra oportunidad, así que decidiría aprovecharla, y sin envidia alguna tomaría su experiencia y todo su sufrimiento adquirido, para después de 10 años del terrible accidente que cambio su vida, pudiera compartir con nosotros , personas que tal vez no valoramos lo grandioso que puede ser vivir, sin importar defectos, razas, o cosas materiales, el regalo de la vida, de tan solo un día mas de vida.

La conferencia llegaba a su fin la mayoría de los presentes teníamos los ojos cristalinos ,el poder ver a Luisa ahí frente a nosotros , sabiendo todo lo que había pasado, escuchando y viendo los relatos de las personas cercanas a ella de cómo tan solo una pequeña de 8 años se había enfrentado con el fin de su vida.

Luisa amablemente se despidió con una frase, con la esperanza de que su historia nos dejara no solo conmovidos, si no que nos dejara el sentimiento de querer vivir, de querer disfrutar, “hoy es un buen día, vívelo”

Le brindamos un gran aplauso agradecimos a luisa el haberse tomado el tiempo de compartir la historia de su vida, de eso 12 segundo que marcaron a su familia por siempre.

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